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Las adicciones afectan a millones de personas, pero no hablamos solo de aquellos que caen en la trampa de las drogas o el alcohol; hablamos de familias, amigos y comunidades enteras que, directa o indirectamente, viven su día a día con el peso de las consecuencias del consumo de drogas ¿Alguna vez te has preguntado por qué, a pesar de las campañas, las leyes y los esfuerzos en prevención, seguimos viendo cifras tan alarmantes sobre el consumo de sustancias? ¿Por qué cada vez más jóvenes comienzan a consumir a edades tan tempranas?
El consumo de sustancias como el alcohol, el tabaco o las drogas, y aunque muchas veces se vea como algo común o socialmente aceptado, tiene una dimensión mucho más profunda. Cada vez más personas, especialmente jóvenes, comienzan a consumir sin ser plenamente conscientes de las consecuencias que esto traerá a su salud y a su vida. Este es un problema que va más allá de lo individual; es algo que impacta en toda nuestra sociedad, desde las familias hasta el sistema educativo y de salud.
A lo largo de este artículo, no solo queremos mostrarte los datos más recientes de los informes oficiales, sino que también nos adentraremos en las causas profundas que alimentan este problema tan complejo ¿Qué está pasando realmente en España? ¿Por qué sigue habiendo tantas personas atrapadas en el consumo de sustancias, incluso con todo lo que sabemos sobre sus consecuencias? ¿Realmente tenemos información válida y suficiente sobre las drogas y su consumo?
Desde Esvidas, queremos acercarte la visión de los expertos. Pero lo más importante es que, más allá de los números y los estudios, vamos a explorar qué podemos hacer para cambiar las cosas. Porque, al final, la cuestión no solo es entender el problema, sino también ser parte de la solución.
Cómo dijo Albert Einstein:
“La definición de locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes”
El retrato oficial del consumo de drogas y adicciones
Cuando hablamos del consumo de drogas y adicciones en España, no se trata solo de estadísticas o cifras ¿Qué significa eso? Detrás de cada dato, hay personas: Familias, jóvenes, adultos, y sobre todo, un sistema que está intentando comprender y reaccionar ante un fenómeno complejo.
El Plan Nacional de Adicciones (PNSD), y a través del Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones (OEDA), busca conocer la magnitud del problema y ofrecer soluciones efectivas y accesibles para todos. Las encuestas EDADES y ESTUDES han sido herramientas clave para entender mejor cómo y por qué las drogas siguen siendo una parte de nuestra sociedad, y cómo podemos actuar para cambiar esta realidad ¿Qué son están encuestas y que debes de tener en cuenta?
- EDADES (Encuesta sobre Alcohol y Drogas en la Población General): Esta encuesta se realiza cada 2 años y proporciona una visión detallada sobre el consumo de alcohol, tabaco y otras sustancias entre la población de entre 15 y 64 años en España. Su objetivo es obtener una visión global sobre los hábitos de consumo de drogas, así como sus posibles efectos en la salud pública. Los datos recogidos en la misma ayudan a orientar las políticas públicas y las estrategias de prevención.
- ESTUDES (Encuesta sobre el Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias): A diferencia de EDADES, que se centra en la población general, ESTUDES está dirigida a adolescentes y jóvenes de 14 a 18 años, en su mayoría estudiantes de secundaria. Esta es especialmente relevante para conocer el consumo de sustancias en los jóvenes, que es cuando el uso de drogas y alcohol comienza a tomar forma. Además, permite identificar los factores de riesgo asociados y las tendencias que pueden marcar el futuro del consumo de drogas en la sociedad.
El Gobierno de España, a través de los estudios EDADES 2024 y ESTUDES 2023, ha dibujado un panorama detallado sobre las sustancias más consumidas y las tendencias en la población general y juvenil ¿Qué dicen los datos? ¿Cómo interpretan los expertos esta realidad?
El consumo de alcohol y tabaco: Normalización y riesgos invisibles
El alcohol y el tabaco están tan presentes en nuestra vida cotidiana que, en muchos casos, ni siquiera nos detenemos a pensar en los riesgos que conlleva su consumo.
A pesar de los avances en salud pública y la creciente conciencia sobre las consecuencias de estas sustancias, su consumo sigue siendo percibido como algo completamente normal y socialmente aceptado. Sin embargo, esta «normalidad» puede ocultar peligros invisibles, especialmente cuando hablamos de un consumo excesivo o regular ¿Qué esconde el consumo de estas sustancias?
Alcohol: ¿La droga más aceptada?
El consumo de alcohol en España es una realidad profundamente arraigada en nuestra cultura. De hecho, es la droga más aceptada socialmente, una sustancia que, en muchas ocasiones, no solo se ve como algo normal, sino también como parte de nuestras tradiciones, celebraciones y encuentros sociales.
Esta normalización hace que, a menudo, no se perciba con la gravedad que realmente tiene, lo que genera una falsa sensación de seguridad y reduce la percepción de riesgo asociado a su consumo.
Según los expertos, y gracias a los estudios que hemos comentado, sabemos que:
- El 76,5% de la población de entre 15 y 64 años consume alcohol, lo que refleja la extensión de este comportamiento en la sociedad española. Lo que es aún más preocupante es que, entre los adolescentes, el consumo de alcohol sigue siendo elevado.
- Con un 62,6% de los jóvenes de 14 a 18 años habiendo probado esta sustancia alguna vez en su vida. Aunque la cifra ha disminuido ligeramente en los últimos años, la edad de inicio sigue siendo relativamente temprana, lo que aumenta el riesgo de desarrollar problemas relacionados con el consumo en etapas posteriores de la vida.
La normalización del consumo de bebidas alcohólicas no solo tiene consecuencias a nivel social, sino que también influye en la percepción del riesgo. El hecho de que el consumo de alcohol se vea como algo “normal” y “socialmente aceptado” lleva a muchas personas, especialmente a los jóvenes, a subestimar los peligros que conlleva.
¿A qué nos puede llevar esto? El consumo excesivo de alcohol puede tener efectos devastadores a corto y largo plazo, tanto a nivel físico como psicológico:
- Físicamente, puede provocar una serie de problemas de salud graves, como enfermedades hepáticas, hipertensión, trastornos cardiovasculares y daños cerebrales. En los jóvenes, puede interferir con el desarrollo cerebral, afectando a la memoria, la toma de decisiones y el control de impulsos, lo que puede tener repercusiones en su vida adulta.
- Psicológicamente, el consumo excesivo de alcohol está relacionado con trastornos como la ansiedad, la depresión y el aumento de conductas impulsivas y violentas. Además, esta sustancia puede generar dependencia, lo que convierte a las personas en vulnerables a caer en un ciclo de consumo problemático.
- Socialmente, también tiene consecuencias importantes. Puede afectar las relaciones familiares y de amistad, generar problemas laborales o académicos y aumentar el riesgo de accidentes, violencia y conductas de riesgo.
Aunque el consumo de alcohol esté profundamente arraigado en la cultura española y sea visto como una droga socialmente aceptada, esto no debe hacer que ignoremos los riesgos que conlleva.

El tabaco y sus nuevas formas: ¿Una falsa sensación de seguridad?
El tabaquismo ha sido una preocupación de salud pública durante décadas. Aunque las campañas de concienciación han reducido considerablemente el consumo de cigarrillos tradicionales en la última generación, el panorama ha cambiado con la aparición de nuevas formas de consumo, como los cigarrillos electrónicos y las pipas de agua (cachimbas o shishas).
Estas alternativas, a menudo vistas como «más seguras» o «menos dañinas», están ganando terreno, especialmente entre los jóvenes. Pero ¿Realmente son una opción menos peligrosa?
- Según los informes, aproximadamente un 22,6% de los jóvenes entre 14 y 18 años ha probado el cigarrillo electrónico, y un 18,7% ha consumido cachimba alguna vez.
- Estas cifras son preocupantes, ya que el 63,5% de los jóvenes considera que estos productos son menos perjudiciales que los cigarrillos tradicionales.
¿Cuál es la realidad actual en la que nos encontramos? Es muy importante entender que, aunque no se haya demostrado que el vapeo cause los mismos tipos de cáncer relacionados con el tabaco, los efectos a largo plazo aún no se conocen completamente.
Lo que muchos no saben es que, aunque estos productos no contienen los mismos compuestos del tabaco tradicional, no están exentos de riesgos.
- Los cigarrillos electrónicos, por ejemplo, funcionan mediante la vaporización de líquidos que contienen nicotina, y aunque no hay combustión, el vapor inhalado puede contener sustancias nocivas como metales pesados, compuestos orgánicos volátiles y otras sustancias tóxicas.
- Las shishas, por su parte, pueden parecer menos dañinas debido al proceso de filtrado del agua, pero este no elimina las toxinas presentes en el humo, lo que sigue representando un riesgo para la salud pulmonar y cardiovascular.
De hecho, estudios recientes sugieren que el uso prolongado de ambos puede dañar las vías respiratorias, aumentar el riesgo de enfermedades pulmonares crónicas y tener efectos negativos sobre la salud cardiovascular. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha alertado sobre los riesgos de adicción a la nicotina, así como sobre el impacto potencial de los aditivos químicos contenidos en los líquidos para vapear.

Cannabis y otras sustancias: La frontera entre lo recreativo y lo problemático
Cada vez más personas, especialmente jóvenes, se sienten atraídas por nuevas sustancias que prometen experiencias únicas, pero lo que no siempre se ve son los riesgos que traen consigo. Las drogas emergentes y los estimulantes, en su mayoría, no vienen con un cartel que advierta de sus peligros.
A menudo, son vistas como algo «inofensivo«, incluso divertido, sin saber realmente el impacto que pueden tener en el cuerpo y en la mente. Y es que, detrás de lo que puede parecer solo una «moda pasajera«, hay efectos que no siempre se sienten al principio, pero que van dejando huella con el tiempo ¿Hasta qué punto se es consciente de los límites? ¿Dónde comienza el uso responsable y cuándo se convierte en un problema serio?
El cannabis en la población joven: ¿Menos peligroso de lo que parece?
En la actualidad, el consumo de cannabis o marihuana entre adolescentes y jóvenes está en aumento, y uno de los factores que más contribuye a esta tendencia es la percepción generalizada de que el cannabis es una sustancia «ligera» o «menos dañina» en comparación con otras drogas.
Esta idea errónea, alimentada por su mayor visibilidad en la sociedad y el acceso fácil a información no siempre fiable, ha llevado a muchos a pensar que no existen grandes riesgos asociados a su consumo. Sin embargo, lo que muchos no conocen son los efectos que el cannabis puede tener, especialmente en los cerebros en desarrollo de los jóvenes.
La idea de que el cannabis es una droga relativamente inofensiva ha ganado terreno, especialmente aquellos que lo ven como una opción para relajarse, socializar o «experimentar». Según los informes:
- Un 30,3% de los jóvenes entre 14 y 18 años ha probado el cannabis alguna vez en su vida. Esta cifra refleja una tendencia preocupante, ya que, a pesar de que en los últimos años se ha intentado concienciar sobre los riesgos asociados al consumo de esta droga, el número de personas que lo consume sigue siendo elevado.
- Un 42,8% de los jóvenes de 15 a 24 años considera que el cannabis no es tan peligroso como otras drogas.
- Un 37,6% cree que no tiene efectos a largo plazo en la salud.
El cerebro de los adolescentes está en una etapa de maduración constante, y el consumo de sustancias como el cannabis puede interferir con este proceso. Según los expertos, el consumo de cannabis en edades tempranas puede alterar la estructura y función de ciertas áreas del cerebro, especialmente aquellas relacionadas con la toma de decisiones, el control de impulsos y la memoria.
Además, se ha demostrado que el consumo de cannabis a una edad temprana está relacionado con un mayor riesgo de trastornos psiquiátricos en la adultez, como:
- Ansiedad.
- Depresión.
- Psicosis.
Estos efectos son más pronunciados cuando el consumo es regular y comienza en la adolescencia.

Drogas emergentes y consumo de estimulantes
Vivimos en un mundo donde las tendencias y los comportamientos sociales evolucionan rápidamente, y el consumo de sustancias no es ajeno a este cambio.
Las drogas emergentes son aquellas sustancias que, por su naturaleza o forma de consumo, no habían sido tan comunes o conocidas en el pasado. Algunas son sintéticas y otras simplemente son nuevas maneras de consumir las drogas tradicionales. Lo que las hace peligrosas es que muchas veces no están reguladas, y los consumidores no siempre tienen claro lo que están consumiendo.
- Por ejemplo, las «sales de baño», que están en auge, son una sustancia que se vende como «producto legal» en muchos lugares, pero sus efectos pueden ser impredecibles y peligrosos. Estas pueden causar desde paranoia y alucinaciones hasta daños graves en el corazón o el cerebro, y su consumo está aumentando en diversas franjas de edad.
- Además de estas sustancias, los estimulantes como las anfetaminas o el éxtasis siguen siendo populares, especialmente en entornos festivos. Sin embargo, el uso de estas drogas no se limita a los jóvenes, sino que también está aumentando en la población adulta, especialmente entre aquellos que buscan un impulso de energía o quieren mantenerse alerta durante largas jornadas laborales o de estudio.
- Otro fenómeno creciente que preocupa es la mezcla de bebidas energéticas con alcohol. Lo que empieza como una forma de mantenernos despiertos o activos durante largas horas, acaba convirtiéndose en una bomba de relojería para nuestro cuerpo. La cafeína de las bebidas energéticas, junto con el alcohol, crea una falsa sensación de control: las personas pueden sentir que están bebiendo menos de lo que en realidad están ingiriendo, ya que la cafeína camufla los efectos del alcohol. Esto aumenta el riesgo de intoxicación etílica, de comportamientos impulsivos, e incluso de accidentes graves.
El consumo de estimulantes y drogas emergentes tiene consecuencias que van más allá de los efectos inmediatos. A nivel físico, pueden tener un impacto negativo en el sistema cardiovascular, causar hipertensión, daño cerebral y en el caso de las sales de baño o algunas drogas sintéticas, efectos aún más severos, incluso la muerte súbita en casos extremos.
Lo que también es preocupante es cómo estas sustancias afectan la salud mental. El consumo regular de estimulantes, combinado con el alcohol o las nuevas drogas sintéticas, puede causar ansiedad, paranoia e incluso psicosis. En muchas personas, el consumo de estas sustancias no solo se convierte en un hábito, sino en una forma de evadir los problemas emocionales, como el estrés o la ansiedad, lo que puede llevar a una dependencia psicológica.
La visión de los expertos: ¿Hacia dónde debemos dirigir la prevención?
El consumo de drogas es un problema complejo y multifacético que afecta a toda la sociedad. Desde el alcohol y el tabaco hasta las drogas emergentes, las adicciones tienen un impacto profundo en la salud física, mental y social de los individuos.
Sin embargo, hay una buena noticia: La prevención funciona. La clave para reducir el impacto de las adicciones está en una acción conjunta de la familia, la educación y la sociedad, que, con las estrategias adecuadas, puede cambiar el rumbo de muchas vidas:
- La familia es el primer entorno social de un individuo y juega un papel crucial en la prevención del consumo de drogas. Desde pequeños, los niños y adolescentes adquieren hábitos, valores y conductas en el hogar, y es en este espacio donde pueden aprender las herramientas para tomar decisiones responsables y saludables. Los expertos señalan que una comunicación abierta y sincera sobre los riesgos asociados con las drogas, así como el fomento de la autoestima y habilidades sociales, son factores protectores fundamentales.
- El sistema educativo es otro pilar esencial en la prevención del consumo de drogas. La escuela no solo debe ser un lugar para aprender matemáticas o historia, sino también un espacio donde se forme a los jóvenes en hábitos saludables, en la importancia de cuidar su bienestar físico y emocional, y en el manejo adecuado de las emociones. Los programas educativos preventivos que se imparten desde la primaria hasta la adolescencia son fundamentales para sensibilizar a los estudiantes sobre los riesgos del consumo de drogas.
- La sociedad también tiene un rol fundamental en la prevención del consumo de drogas. Vivimos en una sociedad donde las drogas están cada vez más normalizadas, especialmente el alcohol y el tabaco. La representación del consumo de sustancias en los medios de comunicación y la publicidad puede influir en la forma en que los jóvenes perciben las drogas, restando importancia a sus riesgos y peligros. Aquí, la prevención colectiva juega un papel crucial. Iniciativas comunitarias, políticas públicas efectivas y campañas de sensibilización pueden transformar la manera en que vemos el consumo de drogas.
Lo que los datos nos muestran es que, a pesar de los esfuerzos en términos de prevención y legislación, el consumo de drogas sigue siendo una realidad presente y creciente, sobre todo entre los más jóvenes. La normalización de ciertos consumos, la percepción errónea de bajo riesgo, y la facilidad de acceso a nuevas sustancias están influyendo en el comportamiento de los jóvenes.
Es fundamental que, como sociedad, entendamos que el problema no es solo el consumo de drogas, sino la manera en que lo percibimos y cómo nos enfrentamos a él.
La prevención debe empezar desde las edades tempranas, en la familia, en las escuelas y en los medios de comunicación, promoviendo una conciencia clara de los riesgos reales y desmontando mitos sobre sustancias que se consideran «inofensivas».
La verdadera clave para enfrentar este reto es, precisamente, conocer la realidad detrás de esos números y tomar conciencia de que no se trata solo de evitar el problema, sino de comprender cómo prevenirlo desde sus raíces.
Como decía Albert Einstein, “La definición de locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes”. Si seguimos ignorando la magnitud de las adicciones, es probable que nunca lleguemos a la solución. Pero si cambiamos nuestra percepción, si nos unimos y trabajamos en conjunto, podemos empezar a generar el cambio que realmente necesitamos.
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